El alcalde de Guía de Isora señala como “objetivo irrenunciable” mantener el Festival Internacional de Cine Documental.
“Es casi un milagro que haya una séptima edición del festival en un año en que la financiación de la cultura parece haber perdido todas y cada una de las batallas”. Así se expresó este sábado Alejandro Krawietz, director de MiradasDoc, en la ceremonia de apertura de la séptima edición del Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora en Tenerife (Islas Canarias).
MiradasDoc desplegará hasta el próximo 3 de noviembre las tres líneas de actuación que lo caracterizan: el festival en sí —con la proyección de películas y los encuentros del público con sus realizadores—; el área formativa dirigida a escolares, estudiantes y futuros profesionales del cine documental, y MiradasDoc Market, el área de mercado, que se ha convertido en referente internacional por haber sido capaz de “invertir el flujo de intercambios entre el Sur y el Norte” en materia de cine documental y que ha dado un vuelco al sector audiovisual de las Islas Canarias.
“El festival está aquí porque ha hecho a lo largo de estos años un buen trabajo, con capacidad para tener impacto no solo en la cultura, sino también en la comercialización del audiovisual”, subrayó el director de MiradasDoc. El apoyo que instituciones del ámbito nacional, autonómico y local han decidido aportar es “fruto de ese trabajo bien hecho”, que es el que ha permitido una participación institucional para garantizar la celebración de esta séptima edición con la aportación del “mínimo costo necesario para que pudiera desarrollarse”.
Precisamente, el alcalde del Guía de Isora, Pedro Martín, destacó en su intervención durante la misma gala que “MiradasDoc, es más que unas jornadas de proyección de películas y ese es un objetivo irrenunciable”. Martín hizo referencia a la situación económica por la que atraviesa el país, señalando que “hoy las noticias, para ser veraces, tienen que hablar de magnitudes negativas” y solo pueden hablar de economía. “Pero hay otras noticias”, dijo: “el mundo que se puede construir con ilusiones, con sueños, y, además, cargadas de la veracidad que no manosea ningún interés particular. Los mundos de verdad se construyen con muchos pequeños trozos que son diversos, diferentes y de colores, como es nuestro Festival”, sentenció el edil, para presentar como la buena noticia del día la inauguración de MiradasDoc en un año difícil.
La maldición, el milagro y el burro
MiradasDoc comenzó oficialmente su edición de 2012 anoche con la proyección de La maldición, el milagro y el burro (62´ / 2012), coproducción hispanocolombiana dirigida por el canario Ayoze O´Shanahan y la colombiana Mafe Céspedes, que contó con la presencia de O’Shanahan en el Auditorio de Guía de Isora.
A la ceremonia inaugural, la Filmoteca Canaria aportó también la proyección de Imágenes del sur de Tenerife, una película rodada en el pueblo costero de Los Cristianos (Tenerife) en 1935 a partir de la estancia de un equipo alemán que permaneció en el Sur de la Isla durante un mes. La grabación de las imágenes se convirtió entonces en un acontecimiento para los habitantes de los pueblos de Adeje, La Caleta y Los Cristianos, que colaboraron en el rodaje arreglando caminos. De esta manera, la Filmoteca Canaria presentó en MiradasDoc algunos de los primeros pasos en la historia del documental en las Islas, pasos fragmentarios que no tuvieron continuidad, pero que dieron como fruto imágenes de un gran valor histórico y patrimonial.
La maldición, el milagro y el burropresenta el “macondiano” mundo rural de Colombia a través de los sucesos acaecidos durante la celebración de fiesta de las Novenas del Aguinaldo en diciembre de 2010 en un pequeño pueblo del norte de Santander (Colombia). La fiesta se convierte para los vecinos en la oportunidad de adornar las calles e invadirlas de gente disfrazada, un escenario en el que los habitantes del pueblo asisten a la materialización de una maldición y de un milagro: “Nadie imaginó que esa noche, tal y como presagiaban las leyendas, Gramalote anochecería y no amanecería…”, narra de forma inquietante el texto de presentación de la película.
Sus autores explican que el documental es “un homenaje a una memoria extinta y al relato de un fenómeno complejo y misterioso que no debería dejar indiferente a nadie”, construido como una historia relatada en dos registros entrelazados: el relato de las imágenes de archivo rescatadas y el que transcurre en tiempo real. Se trata de una historia en la que la emoción crece “a medida que el espectador descubra lo que en realidad sucedió con el pueblo y con sus habitantes” en una estructura de rompecabezas que ofrecerá al final oportunidad de distinguir en realidad, qué sucedió en Gramalote.