El pintor, poeta y escritor tinerfeño Dimas Coello se manifestó “impactado” con lo que encontró en Chirche, donde los vecinos recrearon la vida del mundo rural de mediados del siglo pasado.
La celebración del Día de las Tradiciones en el núcleo de Chirche se cerró de forma exitosa el pasado domingo 10 de julio con la recreación de un baile de pueblo “de los de antes”. La organización del evento, miembros de la asociación de vecinos San Felipe Neri y vecinos de Chirche, con la colaboración del Ayuntamiento de Guía de Isora, no escatimó en detalles para este cierre especial que volvió a sorprender a los varios centenares de residentes y visitantes, muchos de ellos peninsulares o extranjeros, así como venidos de otras partes de la isla de Tenerife, que acudieron a la cita. Así, la decoración de la plaza se hizo como se hacía antes, con flecos de papel elaborados artesanalmente por los vecinos, con ramas de poleo, palmeras, nispereros y de pino. No se olvidaron tampoco de recrear los equipos de sonido de la época, como los de Radio Mora, una de las empresas que se dedicaba a este oficio y que todavía recuerdan los chircheros.
Unos quince minutos antes de las dos de la tarde, las campanas de la iglesia del pueblo llamaron a misa a los parroquianos. Posteriormente, con el lanzamiento de dos voladores como señal, dio comienzo el baile en la plaza, que lucía un escenario y la zona de baile con los citados adornos de la época, según se recordaba y se pudo documentar con fotografías antiguas. No hizo falta mucha animación para que enseguida la plaza se llenara de parejas, que iniciaron el baile con los primeros acordes de las orquestas de la época. Previo al baile pudo verse “al trío”, que no a la pareja, de la Guardia Civil, rondando las calles y velando por el buen desarrollo de los actos públicos y el “mantenimiento de las adecuadas conductas” acorde a las leyes y a la moral que promulgaba el nacionalcatolicismo del régimen franquista, que prohibía, entre otras cosas, cualquier expresión pública de amor entre parejas. Durante el baile los tres guardias civiles tuvieron que intervenir en varias ocasiones para evitar reyertas, advertir a jóvenes “descaradas” e incluso atender a una mujer que se desmayó en la plaza. El éxito del “trío” de la Guardia Civil fue tal que muchos de los visitantes aprovecharon para inmortalizarse con sus cámaras junto a ellos. Algunos pidieron incluso que se posara recreando un arresto.
Entre los personajes que visitaron la celebración de este año se encontraba el pintor, poeta y escritor tinerfeño, natural del municipio de Candelaria, Dimas Coello, que vino acompañando a sus compañeros de la Asociación Arte y Cultura Reverendo Simón Higuera de Igueste de Candelaria, de la cual es presidente de honor. Coello se manifestó “gratamente impactado” y reconoció en un encuentro entre un grupo de vecinos de Chirche y del colectivo de Igueste de Candelaria, tras finalizar el evento, que se sentía “muy emocionado”, al tiempo que agradeció a los chircheros por “hacerle vivir un día tan maravilloso de rescate de nuestras tradiciones”. Dimas Coello se deshizo en elogios hacia los organizadores del evento, al tiempo que aprovechó para regalarle a la Asociación de Vecinos San Felipe Neri de Chirche, en representación del pueblo, una colección con varias de sus publicaciones. El artista en su discurso recordó su vinculación personal con Chirche a través de las vivencias de su tío político, Antonio Duranza, que se casó con una tía suya.
La venta, que se habilitó este año por tercera vez consecutiva en la Casa de Los Duranza, fue nuevamente un hervidero de gente, ambientada con un viejo aparato de radio del que se oían programas, anuncios y canciones de los años 1940-1960 y hasta un discurso de Franco. Nuevamente la venta agotó todas sus existencias. Triunfaron las papitas arrugadas con mojo picón, los bocadillos de sardinas con cebolla y tomate o las ciruelas rojas del lugar, entre otros productos. Tampoco sobró pan, ni de leche, ni del de leña, que previamente había sido amasado y cocido en el Horno de Don Maximino; lo mismo que ocurrió con las truchas de almendra, que reunieron a un grupo de vecinas de Chirche los días previos a la celebración para su preparación.
Durante buena parte de la mañana, Doña María Flora, una anciana del pueblo, sentada en una silla en la ventana de la antigua tienda, contaba a algunos de los clientes su experiencia al frente de una venta en Chirche por más de 20 años. Entre otras curiosidades explicó que “en el pueblo llegó a haber hasta cinco ventas funcionando al mismo tiempo” y que “todos sus propietarios podía vivir de eso”. Indagando descubrimos que la población de Chirche de por entonces era mucho más numerosa que la de hoy en día y que esas ventas daban servicio no sólo a los residentes en el barrio, sino a otros que venía de fuera e incluso a los trabajadores de las galerías que se perforaban en las cumbres en busca de yacimientos de agua.
En la cocina de la Casa de Lolita Casañas una mujer molía café traído de Venezuela, mientras otra lo preparaba en las viejas cafeteras de la época. El aroma a café impregnaba el patio, mientras un hombre era brindado con una taza de esta estimulante bebida, al tiempo que una mujer majaba almendras protegida del sol en una sombra tras las plantas del jardín. Junto a ella otra deshacía el millo en un viejo molino de piedra, justo bajo la escalera de madera que conducía a la segunda planta de la vivienda.
La Casa de Guillermina acogió un año más a la curandera que con sus rezados y estregones con sus manos empapadas en aceite curaba a los chicos y grandes de empachos, mal de ojo y otras dolencias habituales.
La colaboración especial del alumnado de la Escuela Taller Isora Dinamiza, en sus dos vertientes, de guías turísticos y animadores socioculturales, permitió tener a profesionales al frente de la exposición que se montó en el centro cultural del pueblo, donde se pudo disfrutar en esta ocasión de imágenes, recipientes y herramientas relacionadas con la producción de la miel, la harina y el queso. Por otro lado en la Casa de Tía Francisca, se abrió también al público, y se ofrecían degustaciones y la adquisición de las famosas truchas de almendra y de la miel producida en la Casa del Apicultor que se encuentra junto a ella, además de proyecciones de vídeos relacionados con el Día de las Tradiciones. En la Casa de Tía Francisca dos alumnas de animación sociocultural de Isora Dinamiza recrearon la llegada de emigrantes retornadas de Venezuela, incluida sus maltrechas maletas de madera. Según contaban “sus maridos las mandaron de regreso al pueblo para vender los terrenos que habían recibido en herencia” y que “venían muy cansadas de la dura travesía de 23 días del barco que las trajo desde La Guaira”. Otras recorrían el pueblo para buscar agua en los chorros, mientras algunas baldeaban los patios para que no se levantara polvo.
Una vendedora ambulante de pescado venida desde Alcalá recorría los callejones empedrados de Chirche al grito de “sardinas frescas, caballas, chicharros” con una cesta a la cabeza. La mujer explicaba que “a cambio del pescado, si no tenían dinero, aceptaba el trueque por productos que nos se conseguían en la zona costera, como los higos picos, la leche de cabra, las almendras, las papas, la miel o los higos de leche”. Algunos vecinos recuerdan el nombre de la última vendedora de pescado que venía a Chirche a principio de los años 60: Crisanta.
En el barranco las mujeres lavaban a mano la ropa. Otras la ponían a secar sobre las paredes de piedra de las huertas. Mientras en la era de Sixto un grupo de hombres realizaban las labores de la trilla ayudados por una vieja burra que tiraba del trillo. El animal, asustado por la presencia de tanta gente o quizás cansado de tanta cámara y tanto flash, soltó un rebuzno que duró varios segundos. Muchos reconocieron que hacía años que no oían ese sonido tan característico no hace muchos años en los pueblos, hoy ya casi desaparecido. A poca distancia de la era un grupo de jóvenes realizaron una demostración de la elaboración de tejas y ladrillos amasados con tierra de la zona. Cabe recordar que este oficio era muy popular antiguamente en el pueblo y a día de hoy se conservan en buen estado numerosos hornos de teja en el pueblo.
En la víspera del Día de las Tradiciones, el sábado 9 de julio por la noche, la plaza estuvo muy concurrida para la proyección del documental sobre el silbo gomero de los realizadores canarios David Baute y el fallecido Juan Ramón Hernández, “El lenguaje del aire”. Tras la proyección del documental un grupo de vecinas del pueblo isorano de Chío, que se hacían llamar “Las amigas setenteras”, representaron sobre el escenario una obra de teatro costumbrista que arrancó las risas de los presentes. El viernes por la noche también fue un día dedicada al cine en Chirche, y se proyectó la comedia musical romántica del director David Serrano Una hora más en Canarias.
Al final del evento, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Chirche, Carmen Luz González, agradeció la asistencia y se disculpó porque “finalmente la delegación de silbadores gomeros no pudieron asistir como estaba previsto”. Posteriormente cedió la palabra a dos representantes de la Asociación de Arte y Cultura Reverendo Simón Higuera que nuevamente se manifestaron “sorprendidos, agradecidos y encantados de colaborar con este evento”. Tras ello los asistentes pudieron degustar en la plaza papas arrugadas, higos pasados y bocadillos de sobrasada (conocida popularmente como “chorizo perro”, además de los dulces de la afamada repostería isorana, que dejó a todos con un buen sabor de boca para volver a Chirche el año próximo y revivir la fiesta de sus tradiciones.
Vídeos relacionados:
Vídeo resumen: http://youtu.be/0My6M3D6eyU
Vídeo teatro costumbrista: http://youtu.be/WoS2XAxkNw8
Vídeo “la vendedora de pescado”: http://youtu.be/SRh6PfG2qyg