La película está dirigida por el sevillano Alejandro Salgado y se proyectará mañana en la muestra Documental y dependencia, patrocinada por la Consejería de Bienestar Social del Cabildo Insular de Tenerife.
El documental El desorden de los sentidos, del realizador sevillano Alejandro G. Salgado (Palacios, 1982), abrirá mañana la muestra Documental y dependencia, patrocinado por la Consejería de Bienestar, Sanidad y Dependencia del Cabildo Insular de Tenerife dentro de la programación del VIII Festival Internacional de Cine Documental MiradasDoc, que se celebra hasta el próximo día 9 en Guía de Isora.
La cinta, que retrata durante 30 minutos el recorrido en bicicleta de dos discapacitados a lo largo de varias semanas por el Camino de Santiago, podrá ser vista mañana lunes, a las 18:15 horas en la sala 2 del Auditorio de Guía de Isora, justo después de la proyección del corto documental que abre la muestra, Somos tres (de 15 minutos).
Les seguirán Campamento (19 minutos) y Tzvetanka (66 minutos), que también participan en el concurso internacional del festival, en las categorías de cortometraje y largometraje, respectivamente. Tras la proyección de El desorden de los sentidos tendrá lugar un coloquio en el que intervendrán el propio director de la película y el vicepresidente y consejero de Bienestar, Sanidad y Dependencia del Cabildo de Tenerife, Aurelio Abreu, entre otros.
Alejandro G. Salgado, licenciado en comunicación audiovisual y en historia del arte por la Universidad de Sevilla, explica que la historia que narra en su documental se centra en Gerardo, de 34 años y sordociego, y Antonio, de 14 y con parálisis cerebral. “Nuestra idea, que, como suele suceder con el documental, no la buscas sino que te viene, era reflejar la posibilidad de complementarse que podrían tener dos personas de las cuales una tiene escasa capacidad sensorial pero sí capacidad de movimiento, mientras que la otra dispone de todos sus sentidos pero no puede moverse”, señala el director.
Ambos jóvenes realizan el Camino de Santiago en bicicleta con la ayuda de monitores y las cámaras los siguen desde Roncesvalles hasta Finisterre en lo que supuso un trabajo de producción muy complejo. “Cada día nos quedábamos en una casa rural diferente y todo se hacía muy complicado”, afirma Salgado, para quien este documental ha sido el más duro de todos los que ha realizado. “Nos enfrentábamos a una road movie con un presupuesto muy bajito, además de a la necesidad de convivir durante veinte días las diez personas que conformábamos el equipo –explica–, aunque finalmente todo el proceso se vivió en un ambiente de hermandad”.
A pesar de que los dos protagonistas de la cinta tenían que ser atendidos constantemente por las personas que hacían las veces de monitores (un amigo de Gerardo y el padre de Antonio), finalmente se produjo el deseado acercamiento emocional, y también sensorial, entre ambos: el momento culminante de la narración llega cuando Gerardo le da un masaje a su compañero de aventuras. “Gerardo tiene más habilidades que Antonio –señala el director–, y esa escena del masaje es el instante de mayor emoción de toda la película”.
Alejandro G. Salgado completó su formación especializándose en guión de largometraje en la Escuela Estudio de Cine de Barcelona. Ha desempeñado trabajos en televisión como cámara y guionista y ha dirigido los documentales Final de trayecto (2009) y De pañuelos y sueños (2010).