Ocho años proyectando centenares de documentales han creado un público fiel que busca en el Festival una mirada sobre el mundo real y subjetiva.
César visita MiradasDoc desde hace ocho años y dedica al menos el primer fin de semana a ver todas las películas documentales que puede. César llega desde Los Realejos cada año y es probable que sin darse cuenta haya coincidido varias veces en la sala con Francesca, una ciudadana francesa residente en Arona, que en los primeros tres días de esta octava edición consiguió ver quince películas.
Después de ocho años, MiradasDoc conoce a su público, sabe cómo funciona y, desde hace años, sabe que las salas están siempre llenas, pero no tiene aún un recuento estadístico, quizá no lo tenga nunca, que permita saber si los quince documentales que ha visto Francesca en los primeros tres días de esta edición baten el récord de seguimiento de películas en sus salas.
En cualquier caso, el enfoque cuantitativo no es lo que más importa a MiradasDoc. Desde que nació, el Festival se propuso algo que César expresa a su manera: “Es todo educación. MiradasDoc tiene un componente donde aprendemos en una semana lo que está pasando en el mundo”. En esto coincide también con Francesca, que llega al auditorio de Guía de Isora con sus dos hijos, de 13 y 16 años, “para que su mente se abra”.
César pone también la atención en algo en lo que coincide con una espectadora que olvida decir su nombre: “los directores y directoras que traen sus documentales nos enseñan un mundo que no sale en el telediario, que no sale en los periódicos”; ella lo dice así: “el Festival MiradasDoc, para mí, es una ventana o un viaje para conocer la realidad que hay en distintos puntos del mundo, de los que no sabemos la realidad de lo que ha pasado y de la que no nos enteramos a través de los periódicos o de la televisión”.
“Yo he venido las ocho ediciones al festival –continúa esta espectadora anónima– y en esta edición me parece que la carga de los documentales es más profunda. Esperemos que se continúe a lo largo de los próximos años, porque vale la pena”. “Esperamos que siga celebrándose muchos años más”… otra coincidencia, quizá la más expresada en estos días.
Continuar, para continuar disfrutando de “otro espacio, donde se construye desde lo positivo, pensando en que somos todos miembros un planeta en el que existen unas diferencias enormes”, detalla César, para explicar por último: “Por eso vengo a MiradasDoc, porque es una de las citas culturales más ricas que hay en Tenerife y en Canarias. Soy amante de festivales y del cine. MiradasDoc me ofrece una película israelí o una de Uruguay o de Canarias. Eso para mí es un mestizaje súper rico, donde todos y todas hablamos el mismo idioma”.
El Festival comenzó hace ocho años con una apuesta muy ambiciosa, que en estos días ya es una realidad. Quienes acuden a MiradasDoc crecen con el propio Festival y eso es algo que se palpa no solo en la cantidad de butacas ocupadas, sino especialmente, en los coloquios con los realizadores: un público que exprime a los directores y protagonistas de los documentales hasta dejarlos tan extenuados como satisfechos, al detectar el interés que generan sus documentales y la sabiduría con la que el público del auditorio de Guía de Isora lee las imágenes.