Historia del Municipio

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El malpaís de Isora, por sus condiciones inhóspitas no era un lugar aceptable para el asentamiento humano, ni antes ni después de la conquista, aunque en esta época comienza a tener protagonismo, ya que gracias a su accidentado terreno, profundos barrancos y densos pinares, lo convierten en guarida perfecta para los aborígenes que quieren perpetuar su forma de vida, guanches alzados y huidos de la justicia establecida.

Junto a esta población, se establece al sur del malpaís el primer núcleo de colonos de procedencia gomera en las tierras conocidas como La Guerguera o Barranco de la Guerguera (actual Caserío del Pozo), dando lugar al primer asentamiento de población no aborigen junto a un bien tan escaso como el agua.

Posteriormente, continuarán los aportes de pobladores procedentes del norte de la isla, que se dedicaban a diferentes actividades económicas como colmeneros, productores de pez (tenemos constancia actualmente de la existencia de varios hornos para su extracción), o a actividades ganaderas.

Todavía en 1558, Juan de Bonilla dice que “es tierra despoblada, si no es alguna cueva o choza donde mora alguien y tiene ganado cabruno u ovejuno”.

Es a partir de la primera mitad del siglo XIX cuando aumenta considerablemente la población del municipio, aumento estrechamente ligado al auge del cultivo y mercado de la cochinilla, con la consiguiente afluencia de mano de obra para trabajar en las nuevas explotaciones. En esta época se produce un florecimiento económico importante, que desgraciadamente dura poco.

En el último tercio del siglo XIX, se produce un fuerte declive del mercado del parásito de la tunera y por si esto fuera poco, una catástrofe natural conocida como la  avenida de D. Andrés, destrozó terrenos, haciendas y casas, además de producir varias víctimas mortales. Esto, unido a epidemias en animales en los años venideros, convertirá al municipio en tierra de emigración a América a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.

Es a partir de los años 40 y 50 del siglo XX, cuando comienza un nuevo florecimiento económico con el alumbramiento de agua de las galerías y pozos y la llegada de dinero procedente de América, alcanzando un gran auge la agricultura de exportación, principalmente tomate y plátano, convirtiéndose el municipio en uno de los principales exportadores de Canarias, hasta épocas muy recientes en las que comienza a vislumbrarse un futuro un tanto incierto, debido a las dificultades por las que atraviesa el sector:

  1. Encarecimiento de la producción.
  2. Bajos precios en los mercados europeos.

En los últimos años ha comenzado un desarrollo turístico de primer nivel, que a comienzos del siglo xxi, se ha convertido en un modelo ideal para el resto del archipiélago — gracias al retraso con el que ese desarrollo ha llegado al municipio, que ha permitido aprender de los errores ajenos. Actualmente cuenta con varios complejos hoteleros de lujo y algunos en proyecto, convirtiéndose en un sector económico en auge y en perfecta consonancia con el medio.