Lucas Vernier: “El personaje que creé en ‘Detrás de la puerta amarilla’ se corresponde con el verdadero Lutz Dille”

El cineasta francés estrena en el Festival Internacional y Mercado de Cine Documental de Guía de Isora su ópera prima, un encuentro imaginario con el gran fotógrafo alemán.

15-10-31-lucas_vernier-firma_pablo_negrin_j_1El joven cineasta francés Lucas Vernier llega a la décima edición de MiradasDoc, el Festival Internacional y Mercado de Cine Documental de Guía de Isora, con el estreno internacional de su ópera prima, Detrás de la puerta amarilla (Behind the Yellow Door). Se trata de una película a medio camino entre la ficción y el documental con la que Vernier construye un encuentro imaginario con el gran fotógrafo alemán Lutz Dille, a quien conoció fugazmente en su adolescencia y que falleció en 2008, cuatro años antes de que comenzara la producción de este trabajo.

El punto de partida del documental es un hecho que marcó a Vernier cuando era adolescente: un día, Lutz –vecino suyo y conocido de sus padres– le hizo llegar una nota en la que lo invitaba a visitarlo, pero el muchacho nunca tocó en la puerta amarilla que conducía a la casa del fotógrafo, uno de los mejores creadores de mediados del siglo XX, aunque nunca alcanzó fama internacional. Tras el fallecimiento del artista, Vernier decidió investigar sobre su vida y armó esta película, en la que Dille se convierte en personaje invisible que habla con el director a través de una voz en off para contarle su extraordinaria vida –llegó a ser, por obligación, fotógrafo de los nazis durante la segunda guerra mundial– y darle algunas lecciones sobre el arte de la fotografía, las reacciones de las personas ante la cámara y el sentido de la vida.

La cinta compite en el Concurso de Ópera Prima del festival isorano y se proyectará por segunda vez a las 16:30 del lunes 2 de noviembre en la sala 2 del Auditorio de Guía de Isora. Previamente, Detrás de la puerta amarilla se estrenó mundialmente este domingo a las 18:30 horas en la sala 1 del mismo recinto. A lo largo de sus 82 minutos de duración podemos escuchar, siempre en off, la voz y las palabras imaginarias de un extraordinario creador, de personalidad extravagante, que siempre antepuso su bienestar, su felicidad y su humor a la fama, pese a lo cual su obra es considerada de gran valor.

“Yo escribí un guion para ponerle voz al personaje, pero antes de eso hice un montón de búsquedas y encontré a gente que lo conocía incluso de manera afectiva, familiares y otras personas –explica el director–. También usé cuadernos de notas de Dille y, además, lo conocí en mi adolescencia, así que con todo eso tenía una idea de qué tipo de personaje era. Le he mostrado el documental a las hijas del fotógrafo y me han dicho que realmente era así, así que el personaje se corresponde realmente con Lutz Dille”.

Un personaje extravagante

La película describe de manera efectiva el perfil de un artista que, pese a que tuvo gran notoriedad en Canadá –tenía nacionalidad canadiense, además de alemana–, nunca alcanzó la fama de otros fotógrafos de mediados del siglo XX. “Él se presentó una vez ante su agente en Berlín, que era una persona muy importante y muy formal, vestido con sandalias en pleno invierno y se sentó muy cómodo a mostrarle su trabajo –explica Vernier–, y eso era algo anormal en aquellos tiempos. En Canadá, estaba a punto de firmar un contrato y desapareció para irse a Francia a ayudar en la reconstrucción de una casa”. Ese era Dille: un hombre inquieto que no alcanzó la fama porque “no estaba buscando vender sus fotografías; solo al final de su vida y por parte de su mujer, porque tenían problemas financieros. También hay que tener en cuenta su origen alemán, porque era después de la segunda guerra mundial y eso podría provocar cierto rechazo”.

La película, que tuvo un proceso de producción relativamente sencillo, también es una reflexión sobre el arte de la fotografía a través del artista alemán. El trabajo de Dille es el de “un ojo que puede ser irónico, pero no cínico, y sobre todo humano”, afirma Vernier. Sobre la elección del formato documental en lugar de la ficción, el director francés afirma que el primero da la oportunidad de captar una mirada de una porción de la realidad, y esa es la forma de cine que le gusta. “Además, en comparación con la ficción, con un equipo muy reducido puedes hacer de todo hasta el punto de tener más experiencias”.

Lucas Vernier, que estuvo este domingo presente durante el estreno mundial de su película en Guía de Isora, se mostró “encantado y muy feliz” de haber acudido a MiradasDoc, un festival que conocía porque en la producción de Detrás de la puerta amarilla trabajaba una persona que también había trabajado en la de la cinta Fragmentos de una revolución, producción franco-iraní de autor anónimo exhibida en el certamen isorano en su edición de 2011, donde obtuvo el Premio al Mejor Largometraje.

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