María Paz González, directora de ‘Hija’: “había una tensión sobre lo que yo quería contar como directora y lo que me pasaba a mí como personaje”

La estructura de ‘roadmovie’ de la película se convirtió en un juego y en la oportunidad de “abrir el tiempo para hacer preguntas”. 

maria_paz_gonzalez1_-_hijaLa realizadora chilena María Paz González se lanzó con unos objetivos claros como directora al rodaje de Hija (84´ / 2011 / Chile), el documental con el que se presenta al concurso de ópera prima en la séptima edición de MiradasDoc. Pero ella es al mismo tiempo una de las protagonistas de la película, junto a su madre. “Como directora me propuse una reflexión sobre la memoria, sobre la familia”, pero el documental “te lleva por caminos que no sabes cuáles son y eso es lo lindo, me gusta”, dijo la realizadora tras el primer pase con el público del Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora. El segundo pase tendrá lugar este miércoles, a las 21.00 horas en la sala 1 del Auditorio de este municipio del sur de Tenerife (Islas Canarias).

Durante el tiempo de edición, “había una tensión sobre lo que yo quería contar como directora y lo que me pasaba a mí como personaje, estuve casi un año tratando de editar y fue un sufrimiento, una tortura porque había una lucha absurda”. Veinte días de rodaje y dos años de montaje dedicó María Paz González a la realización de su película y el resultado “es súper distinto a como me imaginé”, aunque le deja “contenta” que “al final siento que está esa relación entre la idea final y la idea inicial”. Al mismo tiempo, había una necesidad de que fuera “una película honesta”. Esta inquietud fue especialmente importante para González, porque “mi vida y la de mi mamá están marcadas por la ficción”.

Hacer Hija se convirtió para ella entonces en “una apuesta fuerte, más que tratando de conocer la verdad, tratando de entender la mentira y eso para mí era importante que se traspasara en la forma de contar la película”. Por eso se decidió a introducir en el montaje final escenas del propio rodaje, que acabaron aportando la veracidad que la película no habría tenido sin ellas… “sin entrevistas, sin voz en off… habría parecido ficción”.

El propio rodaje, la decisión de abordar el asunto personal de su madre —la búsqueda de una hermana desconocida— y la búsqueda paralela de su padre por parte de la hija-directora hacen de la propia película “un tema”, porque la filmación y el viaje creaban “la posibilidad de abrir el tiempo para hacer preguntas”.

Hija es un documental rodado como un roadmovie en la que madre e hija atraviesan Chile de sur a norte buscando cada una a un familiar que no conocen: mientras la madre espera reunirse con su hermana, la hija busca a su verdadero padre. La autora la califica como “un roadmovie documental basado en hechos imaginarios”: los de las fantasías infantiles de cada personaje sobre su propia identidad. El viaje se convierte en la oportunidad de mostrar las expectativas de cada una de ellas respecto a esas fantasías y el contraste con la “realidad”.

“No elegí la idea del roadmovie”, dice María Paz, “la película toma esa forma por la búsqueda de la hermana de mi mamá; podríamos haber ido en un avión en horas, pero el viaje en auto daba la oportunidad de abrir el tiempo”… en el que se diera la oportunidad de hacer las cuestiones que siempre la hija necesitó expresar. Entonces, su reducido equipo de seis personas decidió asumir el reto de rodar la película de carretera como un “juego”: “si queremos jugar, juguemos…”, se dijeron.

Se lanzaron al rodaje en lo que María Paz califica de “película autobiográfica llevada al extremo” y al tiempo un documental que “explora la vida privada, pero no íntima”, en el que no se acaba teniendo muchos datos de los personajes, pero en los que se asiste a una continua conversación entre madre e hija sobre “temas de la vida que estaban pendientes y mi mamá sabía que podían salir; ella entendió que yo tenía cierta manera de preguntar cosas”. Finalmente, la directora entendió por qué su madre participó en esta aventura, que para ella fue “un viaje de turismo existencial” en el que viajaban ella con su hija y los amigos de su hija, todos gentes del cine.

“Nosotros hacíamos planos y mi mamá sacaba sus bordados” a lo largo de esta aventura viajera que finalmente sobre todo fue “un acto un poco de amor, de comprender ciertas preguntas, y de sentir que ella podía responderlas a su manera y eso creo que fue uno de los encuentros bonitos del montaje”.

  • Compartir: