El consejero insular compartió con alumnos del IES Manuel Martín González de Guía de Isora la proyección de dos documentales dentro del programa ‘Con otros ojos’.
El consejero de Educación, Juventud e Igualdad del Cabildo de Tenerife, Miguel Ángel Pérez, anunció este viernes la decidida intención de su departamento de apoyar el Festival de Cine Documental MiradasDoc en 2013. Pérez, que compartió con alumnos de IES Manuel Martín González la proyección de dos películas dentro del programa ‘Con otros ojos’, felicitó al Ayuntamiento de Guía de Isora, que “una vez más y pese a la dificultades económicas se ha superado” y también quiso destacar la “excelente labor del equipo que lleva las riendas del festival, con sus tres directores -Alejando Krawietz, David Baute y Rolando Díaz- al frente”.
Pérez se congratuló de apoyar el área educativa del festival con el programa ‘Con otros ojos’, que ha traído a cientos de adolescentes al auditorio de Guía de Isora para ver cine documental, y explicó que este programa se prolonga mucho más allá de la semana que dura MiradasDoc, puesto que “se convierte en una actividad itinerante que acerca los documentales a los jóvenes de toda la Isla durante todo el año”.
En su opinión, la proyecciones de este tipo de cine son “una herramienta más para la formación de los jóvenes”, a los pone en contacto con otras realidades que “enriquecen sus conocimientos sobre el mundo en que vivimos; les estamos proporcionando valores como la solidaridad entre pueblos y personas”.
En este punto, llamó la atención sobre la facilidad con que ya los jóvenes están vinculados al audiovisual, que utilizan con frecuencia para comunicarse. “MiradasDoc se adelantó al comenzar hace siete años a ofrecer una variada visión del mundo a través de los documentales y ésta es la razón de que el público, sobre todo joven, haya respondido y llene las salas”. Finalmente, Pérez destacó que el festival representa un instrumento de cohesión social por el “el hecho de que se celebre en Guía de Isora y no en el área metropolitana”.
El consejero fue testigo ayer de la reacción de los adolescentes ante dos películas protagonizadas por niñas: El Cuaderno de Srey Lyn, que forma parte de la serie documental Historias del Milenio, que narra la historia de una niña camboyana abusada por su padre; y Carta a Sasha, de los directores Javier Reverte y Andoni Jaén, que recoge las preocupaciones de una pequeña refugiada saharaui que sobrevive en los campamentos del desierto argelino y escribe a una de las hijas de Obama.
En el primer documental, Srey Lyn, de solo diez años, logra vencer el miedo y cuenta los abusos de su padre. Tras la violación, es señalada por los escasos habitantes de su aldea e incluso por sus amigas que dejaron de ir al colegio con ella. Esta hostilidad la obliga a abandonar su casa e ir a un centro de acogida en la capital donde muchas otras niñas también han sufrido abuso y abandono. Allí aprende a olvidar.
En el caso de Carta a Sasha, una noticia oída en la televisión, en la que Barack Obama aseguraba que su objetivo era dejar un mundo mejor a los niños, es el motor que hace que Fatma decida escribirle a la hija menor del presidente estadounidense, que tiene casi su misma edad. La niña detalla las carencias a las que se ve sometida y apela a la hija del “hombre más poderoso del mundo”, a quien le pregunta si su afirmación también incluye a los niños saharuis.
El bullicio de los estudiantes se transformó en silencio reflexivo ante realidades tan opuestas a las suyas y, tras la proyección, sus preguntas surgieron a borbotones. Uno de los directores de Carta a Sasha, Andoni Jaén y Alejandro Krawietz se encargaron de contestarlas.
Un niño inquieto abrió el fuego: ¿Llegó la carta la hija de Obama? Jaén le respondió que estaba en proceso, que “aunque parezca fácil hacer llegar una carta a la hija del presidente de Estados Unidos, no lo es”. Luego las dudas sobre las condiciones de vida en el desierto: ¿hace mucho calor?, ¿comiste camello?, ¿dónde hacías tus necesidades? Todas las interrogaciones tenían que ver con las carencias de Fatma.
Y así, con lo que narra en el documental y las aclaraciones de Andoni Jaén, supieron que “durante el día hace muchísimo calor, pero por la noche se soporta mucho frío”; también se enteraron de que el director sí había comido camello y de que, como muchos saharauis, no había tenido más remedio que hacer sus necesidades en el desierto, al tiempo que comprendieron que en el desierto argelino el agua es un bien tan preciado que se administra como si fuera un tesoro.
La mayoría de estos alumnos de Segundaria tropezaron este viernes con el conflicto del Sáhara, que está ahí en la costa africana más cercana a las Islas y que obligó al éxodo a mediados de los años 70 a miles de familias como la de Fatma.