Vanessa Rousselot presenta el sabor de una vida que se ha dejado de vivir al dejar la familia atrás

‘En otra casa’ participa en el concurso nacional de MiradasDoc y se proyecta este miércoles a las 22.00 horas en la sala 1

15-11-03miradasdoc-firma_claudia_jimenezVanessa Rousselot es una directora francesa enamorada de la lengua y la cultura española desde que a los catorce años hizo un intercambio con una estudiante española para aprender el idioma de nuestro país. La estancia en una casa española en la que una mujer trabajaba “de interna” la sorprendió profundamente, porque no es una práctica habitual en su país. “Si alguien hiciera eso de forma legal en Francia, le costaría muchísimo dinero”, señala. Desde entonces, Rousselot quedó intrigada y conmovida por la vivencia de mujeres que a su juicio renunciaron a su propia vida para trabajar dentro de la casa de otra familia y hacerla propia. Rousselot comparte con el público de MiradasDoc estas inquietudes y el proceso de trabajo con el que realizó su película En otra casa(54’ / 2015 / España),  tras su proyección a las 22.00 horas en la sala 1.

La sensación de este primer encuentro quedó latente, llamándola para pedirle hacer un documental mientras ella seguía con su vida y otros proyectos, filmados en Líbano o Palestina, hasta que en 2012 fue acogida en la Casa Velázquez, en un programa del gobierno francés para acción cultural en Madrid, que le permitió ponerse manos a la obra con ese descubrimiento de su adolescencia, que, además de un descubrimiento era una gran cantidad de preguntas.

¿Qué lleva a una mujer a dejar a su familia en su país para emigrar a otro país y acabe “dejando de vivir”, según lo expresan las protagonistas de esta historia? ¿Qué vida les espera en la vejez? ¿Cómo consiguen vivir el día a día con ese agujero abierto en el alma? Estas preguntas se las hacía la directora francesa desde hacía años y es la misma que responden a su manera cada una de las mujeres protagonistas de su documental. El desarraigo es aún mayor para estas mujeres latinoamericanas instaladas en España cuando en la casa donde trabajan acaban “adoptando” a esa familia a la que se dedican.

El planteamiento de trabajo de Rousselot fue “vamos a tomarnos un tiempo para ver a qué sabe esa vida”, dice la directora francesa; pero se trata de un objetivo difícil. No todo el mundo está dispuesto a abrir las puertas de su casa para que un equipo de cineastas registre su vida. Por este motivo, la directora decidió trabajar con un equipo muy pequeño, con un técnico de sonido, un cámara y ella misma.

La entrada del equipo en las casas fue, en muchos casos, la entrada de una especie de espejo, en el que las familias se miraron por primera vez de otra forma a través de las imágenes registradas. “No he querido contar historias de relaciones de poder, ni mucho menos juzgarlas”, dice Rousselot. El objetivo era hacer preguntas y dejarlas en el aire, a ver si el eco de cada existencia de estas mujeres da un sentido a la decisión que en su día tomaron de salir de su país y dejarlo todo atrás, incluida su propia familia.

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