La directora francesa Jill Coulon, dialogará con el público del Festival y Mercado Internacional de Cine Documental MiradasDoc este lunes.
“A los franceses no le gustan los italianos, gesticulan mucho y les parecen vulgares. A los italianos los franceses les parecen unos esnobs…”. “Procuren dejar una buena imagen de China”. “La ventaja de China es que estamos unidos frente a los extranjeros. El patriotismo no es muy visible en Europa”. Las frases las pronuncia uno de los tantos guías turísticos chinos que atiende viajes organizados de turistas del país asiático que visitan Europa; su voz y sus sentencias forman parte del hilo conductor del documental Viaje a Occidente (56’ / 2015 / Francia), que estará junto a su directora, Jill Culon, en las pantallas de MiradasDoc este lunes, 2 de noviembre. Tras la proyección, el público podrá compartir con Coulon sus inquietudes y reflexiones.
Viaje a Occidenteincide sobre los tópicos de un lado y otro del mundo en una clave irónica y humorística a través de una película documental creada en un autobús de turistas chinos que visitan Europa por primera vez en el que recorren 6 países en 10 días. Coulon se confiesa “apasionada por la cultura asiática”, región que escoge cuando viaja y lo hace con frecuencia desde los 18 años. “Casi siempre es a Asia el lugar al que me gusta ir”, asegura, y dice que “en Europa no hay un conocimiento profundo del pensamiento asiático y con estas películas trato de decodificar ese pensamiento propio de sociedades tan diferentes de la nuestra y, sobre todo, trascender los estereotipos”.
Paralelamente a esa intención de ir más allá de los tópicos, en Viaje a Occidente, Coulon se plantea ir “a la búsqueda de una historia universal que poder contar”, en este caso, la directora francesa destaca dos claves: “el paso de la adolescencia a la madurez en una vida normal y el encuentro con el otro; eso es esta película”. El resultado es una divertida escenificación del encuentro de civilizaciones en forma de road movieque fue “un verdadero maratón” no solo para los turistas, sino también para un pequeño equipo de rodaje compuesto por una intérprete, un ingeniero de sonido, una asistente, un segundo cámara y la propia Coulon, que filmaba.
“El ritmo, que ya es difícil para los turistas, era todavía más inalcanzable para mí y para mi equipo. Fue un trabajo extenuante”, cuenta la directora francesa. “Corrimos mucho, dormimos poco, comimos menos y trabajamos sin parar desde por la mañana”. A estas dificultades técnicas, se suma que la directora no pudo verse con el grupo antes de que salieran de China, “ así que nos vimos obligados a encontrarnos a su llegada al aeropuerto de Roma. Por lo tanto, tuve que elegir a mis personajes a medida que el viaje avanzaba y eran cuarenta”.
La directora francesa habla en plural de ese efecto disolvente de estereotipos que tienen algunas de sus películas, porque ha dedicado otros documentales a países asiáticos y prepara además una serie de cinco películas, que transcurren en Laos, Mongolia, Nepal, India, Japón y Tíbet, una muestra de que este gusto por el conocimiento de Extremo Oriente “no me abandona”.
Precisamente inició su carrera con el documental Una vida normal, crónica de un luchador de sumo, en el que los jóvenes luchadores de este deporte tradicional japonés eran su objeto de atención; por esta película, MiradasDoc le concedió en 2010 el premio internacional a la mejor Ópera Prima. “Es muy agradable que un festival que nos otorgó la confianza cuando comenzábamos siga acogiéndome. Esto crea una relación particular, casi de afecto, con la línea editorial del festival”, asegura Coulon, porque “significa que aquellos que en un momento dado recompensaron mi trabajo de joven realizadora han validado ahora mi evolución profesional, de tal manera de que me están indicando que voy en la buena dirección”.